La deshidratación en el anciano

La deshidratación en el anciano

La deshidratación se define clínicamente como una disminución del contenido de agua corporal total y es debida a una reducción de la ingesta de líquido, un aumento de las pérdidas o una mezcla de ambas cosas, pudiendo acompañarse de pérdida de sodio. El consumo de agua es esencial para mantener un buen estado de salud, se recomienda ingerir 2 litros de agua diaria en la edad adulta. En ocasiones, esto no siempre se consigue, fundamentalmente en etapas de la vida como la vejez. Las personas mayores por distintos motivos pueden no alcanzar este objetivo diario y ser causa de la deshidratación. Nuestros mayores son mas propensos a padecer este tipo de problema. En este post os mostramos cómo identificar y combatir este problema.

Factores de riesgo

Los riesgos para la salud de la persona mayor deshidratada son elevados. La falta de agua en el cuerpo es peligrosa porque genera unos problemas de salud graves que pueden complicarse. Además, puede alterar, por ejemplo, el efecto de la medicación. Si la persona mayor toma medicación a diario debe estar bien hidratada para que haga el efecto deseado. También hay medicamentos con efectos secundarios que producen la pérdida de líquidos. Y si la persona está deshidratada el estado de salud se complica. Éstos son algunos de los efectos que pueden aparecer en un anciano deshidratado:

  • Sensación de percepción de la sed alterado
  • Sexo femenino
  • Disminución de la movilidad
  • Trastornos neurológicos y cognitivos
  • Barreras arquitectónicas
  • Edad de mayor de 85 años
  • Disfagia
  • Polifarmacia (+ de 4 fármacos)
  • Uso de diuréticos
  • Estreñimiento
  • Mal manejo de la incontinencia urinaria
  • Dieta rica en fibra
  • Aumento de la temperatura ambiental

Síntomas de deshidratación

Un anciano deshidratado de forma prolongada puede padecer varias consecuencias que afectan a su estado de salud general. Por ejemplo, infecciones urinarias o cálculos renales. La deshidratación empeora la salud y las diferentes patologías que padece la persona mayor. Los síntomas de la deshidratación se organizan según su gravedad. Puede ser leve o moderada y grave. Vamos a ver algunos de estos síntomas con detalle a los que hay que prestar la máxima atención.

  1. Deshidratación leve o moderada: Sed, cansancio, somnolencia, calambres musculares, dolor de cabeza, falta de elasticidad de la piel, orinar poco.
  2. Deshidratación severa: Falta de orina, respiración acelerada, piel seca y arrugada, confusión, mareos, aumento del ritmo cardiaco, ojos hundidos. Como muy graves, pueden aparecer síntomas como el flujo sanguíneo insuficiente, delirios e inconsciencia.

Bibliografía: José Jesús Gazquez M, Mª del Carmen Pérez F, Mª del Mar Molero J, Isabel Mercader R.  Capitulo 5, Deshidratación en el anciano. Salud y cuidados en el envejecimiento. Usfx; 2011.


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